Una de las cosas que mi padre terrenal me enseñó es que orar, es hablar con Dios. Cuando hablas con Dios, debes ser transparente con Él recuerda que Él no puede ser burlado. Puede que llores (como Ana), estés en agonía (como Yeshua), ríes, alabes; deja que el Espíritu guíe tu oración, Él intercede por ti como conviene (ref. Romanos 8: 26-27)
Existe gente que tienen un concepto erróneo de que algunas personas no saben ni orar. Al respecto de esto, ¿están orando para complacer los oídos de los demás o para ser escuchado por Dios?
Dice en la palabra que un corazón contrito y humillado no lo menosprecia Dios (ref. Salmo 51:17). Y que si pedimos conforme a su voluntad, él nos oye (ref. 1 Juan 5:14). Sin embargo dice, también la Escritura que el que aparta su oído a no escuchar la instrucción (ley, Torah) de Dios, su oración es abominable (ref. Salmos 28:9).
Si no es de tu agradado como tú hermano ora, ten en consideración que no es a ti a quién dirige la oración, si no al Todopoderoso que escudriña su corazón y conoce su necesidad antes de que salga la petición de su boca.
¡Pero hay buenas noticias! Nuestro Salvador y Mesías Yeshua (Jesús) nos dió un ejemplo, una guía de cómo dirigirnos en oración... y lo encontramos en Mateo 6:9-13. Pero antes, veamos unos consejos....
Mateo 6: 5-6
"Y cuando ores, no seas como los hipócritas; porque ellos AMAN el orar en pie en las sinagogas y en las esquinas de las calles, PARA SER VISTOS de los hombres; de cierto os digo que ya tienen su recompensa. Mas TÚ, cuando ores, entra en tu aposento, y cerrada la puerta, ora a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público."
Yeshua (Jesús) nos dá una comparación de lo que no debemos y lo que debemos hacer al orar. Un ejemplo que nos da es sobre los que oran en pie en los lugares de reunión y en las esquinas de las calles POR QUE AMAN hacerlo ya que lo que realmente aman es ser RECONOCIDOS POR LOS HOMBRES. Mientras la recomendación que nos dá nuestro Maestro es que vayamos en lo secreto en nuestra habitación a puertas cerradas para que de Él venga su recompensa.
Y continúa aconsejando...
Mateo 6:7-8
"Y orando, no uséis vanas repeticiones, como los gentiles, que piensan que por su palabrería serán oídos. No os hagáis, pues, semejantes a ellos; porque vuestro Padre sabe de qué cosas tenéis necesidad, antes que vosotros le pidáis."
Nos sigue aconsejando de lo que no debemos y lo que si hacer. Compara lo que los gentiles (otras naciones que no son pueblo de YHVH) hacen y como debemos hacerlo nosotros como pueblo. No utilizar palabras sin sentido ni repeticiones vanas como si fuera que El Señor no entendiera o no escuchara. Más bien, él conoce de lo que tenemos necesidad antes de pedirlo. Si crees que el Señor no te ha contestado una petición es porque no siempre es un si, a veces es un no y a veces nos toca esperar más. Él conoce si nos conviene o no, recuerda que su voluntad siempre es perfecta.
A continuación veremos la oración que nos enseñó Yeshua...
Mateo 6:9
Vosotros, pues, oraréis así: Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre.
Nuestra oración debe ser dirigida al Padre Celestial a YHVH. Reconociendo que Él es el único Dios verdadero (ref. Juan 17:3) y que no hay otro fuera de Él (ref. Deut. 4:35, Marcos 12:32). El puso su nombre en nosotros, y nosotros debemos reflejar su amor (ref. Salmo 91:14). El santificar su nombre se hace mediante nuestros acciones, el caminar en santidad mostrando obediencia a sus mandamientos e instrucciones y no practicar el pecado sino que debemos practicar la justicia, siendo hijos de la Luz. (Levítico 22:31-33, Ezequiel 36:20)
Mateo 6:10
Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra.
Querer como el hacer que cada día su reino sea establecido. Que su voluntad que es hecha arriba en el cielo, sea una realidad en la tierra. Que así como el gobierna en el cielo y se sujetan a Él; sea todos los moradores de la tierra, siervos del Dios Altísimo; empezando por nosotros mismos.
Mateo 6:11
El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy.
No estar afanosos por la comida, por que el Señor sabe que estamos necesitados de estas cosas (Él nos hizo) y depositar nuestra confianza en que Él proveerá nuestro sustento. Así como Él proveía día a día el maná en el desierto y en el dia sexto le daba una doble porción, así el cuida de los suyos.
Mateo 6:12
Y perdónanos nuestras deudas (ofensas), como también nosotros perdonamos a nuestros deudores (ofensores).
Aunque en las traducción más usada dice deudas y deudores, sería más bien ofensas como bien explica luego Yeshua (Jesús) más adelante en Mateo 6:14-15 que dice: "Porque si perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará también a vosotros vuestro Padre celestial; mas si no perdonáis a los hombres sus ofensas, tampoco vuestro Padre os perdonará vuestras ofensas."
Cuando hacemos una ofensa a una persona, además de pedirle perdón, en ocasiones se refleja un verdadero arrepentimiento cuando le restituyes por el daño causado. Por eso dice en Romanos 8:12, que deudores somos de Dios; por que el perdonó nuestras ofensas, para no seguir ya andando en la carne, haciendo pecado; sino que ahora andamos en su Espíritu no practicando el pecado. Dejando de ser siervos del pecado y ser siervos de Dios.
Mateo 6:13
Y no nos metas en tentación, mas líbranos del mal; porque tuyo es el reino, y el poder, y la gloria, por todos los siglos. Amén.
Según dice en Santiago 1:13-15, el Señor no tienta a nadie, sino que nosotros según nuestras propias concupiscencia nos atrae hacer lo malo. Añade en Santiago 4:7 que seamos siervos de Dios, resistiendo al diablo y él huirá de nosotros. Lo que significa, que está en nosotros ejercer dominio propio que nos ha sido entregado como don y poder de Dios. Su Palabra, su Espiritu nos guía a distinguir entre lo santo y profano; ejercitándonos en el conocimiento del bien y el mal para resistir al enemigo. En esta parte de la oración pedimos al Todopoderoso que Él sea nuestra ayudador en el momento de la tentación para salir victoriosos como Yeshua (Jesús) cuando venció a la tentación de hasatan en el desierto.
Culminando la oración en reconocimiento que Él es el Rey (en nuestra vida, no nosotros), que de Él es todo el poder (sin Él nada podemos hacer) y que sólo Él es digno de toda la Gloria (no de nosotros) por siempre y para siempre. Amén.
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